La Casa Pompeyana
Hace unos días me sentaba a cenar en uno de los restaurantes italianos con mas nombre de la ciudad de Xixón, "La Casa Ponpeyana", uno de esos establecimientos que poco o nada tienen que ver con las pizzerías a primera vista y que su carta nos invita a un paseo por la alta gastronomía italiana, los platos tienen nombres y precios que nada tienen que ver con la comida barata habitual de este tipo de establecimientos, pero los problemas comienzan cuando el servicio es mas que escaso y de limitada profesionalidad y cuando lo que estás pagando poco tiene que ver con lo que te esperabas, en realidad, los platos son de presentaciones pobres y de una desproporcionada relación calidad precio, con independencia de la calidad o la buena elaboración de estos, es incomprensible que se cobren por 5 tortelini, 5 ravioli y 20 macarroni 12,50 € + IVA, no tiene razón de ser que por una supuesta mousse de chocolate blanco y negro, el blanco lo sigo buscando, en un envase típico de la sidrería mas cutre se cobren mas de 4 €, en impensable y poco justificable, que por un sobre de cuatro barritas de pan seco (habitualmente se pone una por comensal, aquí era una para cuatro personas) y una minibaguete, pero mini de verdad que apenas tocábamos a un trozo de los de mojar la salsa por persona, se cobren 3 € + IVA, el pan es un autentico negocio, es increible que se pueda abusar de esta manera, y mas terrible cuando el pan no tiene ningún, NINGUNO en serio, no estaba ni siquiera caliente, encanto. Como se pueden cobrar 500 de las antiguas pesetas por un trozo de pan, si por ese precio compras una caja entera, es terrible, ahora si el establecimiento y sobre todo su propietario se las dá de elitista y parece que lo cortaron y no lo cosieron. El detalle final estuvo cuando al pedir la nota y cobrarnos el IVA, le solicitamos una factura y nos dice que no puede darla, por que se le agotó el talonario, ante nuestra reclamación, el personaje, se ofendía y todavía se despedía de nosotros, diciendo que volviesemos mañana que nos invitaba a un café y nos hacía la factura, todo esto con tono chulesco y tras pagar 94 €, hay que decir que uno de los comensales era un niño de cinco años. Hagan sus calculos y saquen sus conclusiones, pero si caen por la Casa Pompeyana, tengan cuidado con las carteras.