Una historia para continuar
Aquella tarde estaba allí, el silencio, ella y yo, nos mirábamos pero desconocíamos por donde podríamos caminar, no sabíamos que hacer, era algo que no recordaba cuando me había pasado, no podíamos movernos, ninguno de los dos sabíamos como dar el paso, pero estábamos allí eso era lo importante, ahora había que dar el paso, ¿Cómo seria?, ninguno de los dos tenia la respuesta, la habitación era fría, sus paredes blancas y con claras notas que dibujaban el paso del tiempo, la puerta clara, de madera blanca y con una enorme separación del suelo, por la que seguro en otros tiempos pasearon los ratones libremente, una mesa de escritorio, tan antiguo como la puerta, con una pequeña carpeta de piel que poseía unas hojas blancas con una pequeña imagen corporativa, un bolígrafo negro y un lápiz cuya decoración cubrían tres colores, la silla, era tan incomoda que valía para todo excepto para sentarse, la tele, en blanco y negro y de pequeño tamaño, por supuesto el mando no existía, la cama, grande, aparentemente incomoda, con un cabecero de hierro pegado a la pared, a los lados dos mesitas que hacían juego con el escritorio, en un marrón oscuro, de patas altas y esquinas afiladas, sobre ellas dos lámparas, de dudoso buen gusto y cordel de encendido, eran la única luz que iluminaba en aquel momento la habitación, de fondo sonaba una música de ambiente que no podría definir, llegaba a los oídos pero no era importante, la atención estaba puesta en otra cosa, en algo mucho mas importante, aquel momento de nerviosismo e indecisión, y seguían preguntándose, ¿Cómo sería? Al final Escarpo, se acercó y la cogió de la mano, Brea se sonrojó y clavó su mirada en los ojos de él iluminando el instante, el corazón de ambos latía a cientos de kilómetros por hora, el llevaba una camisa blanca y un pantalón a juego de lino, ella, un vestido de gasa con unos finos tirantes, que dejaban al descubierto sus hombros e insinuaban el resto de su cuerpo, de la mano decidieron abandonar la habitación para perderse por aquel enorme paseo junto al mar, la brisa acariciaba el rostro de ella y movía levemente el cabello de él, recitaban las olas al golpear en las rocas poemas distintos a los que se habían escuchado hasta ahora para imaginar aquel momento como el instante en el que se habían mirado, la imaginación no era capaz de describir el paseo, las miradas, los silencios, no había palabras y ninguno de los dos sabía por qué.
ESTA HISTORIA ESTÁ INACABADA, ¿OS ANIMAIS A ESCRIBIRLA CONMIGO?
ESTA HISTORIA ESTÁ INACABADA, ¿OS ANIMAIS A ESCRIBIRLA CONMIGO?
14 Comments:
Una extraña sensacion recorrio todo mi cuerpo,la mire fijamente,me acerce hasta que mi boca rozaba con su oreja izquierda y con mi caracterisitica voz suave y aterciopelada le susurre al oido estas palabras:"¿te apeteceria venir conmigo al cine esta noche? hoy estrenan la nueva peli de almodovar, los abrazos rotos,me han dicho que esta muy bien y luego si te apetece podemos ir a cenar a la gruta,entre sus especialidades se encuentra el pato a la naranja o la lubina en salsa de vieiras".Ella se sonrio y rodeandome con sus brazos la cabeza me dijo:"Si, me encantaria".Entonces nuestras manos se juntaron y nos subimos a mi flamante audi a3 3.0 que tenia aparcado,introduje la llave en el contacto y pude oir de nuevo rugir el maravilloso motor de mi maravilloso coche.Entonces meti en el gps las coordenadas de los cines yelmo en gijon y me deje guiar hasta mi destino.
Luis Ruiz Sanchez
todo lo que habíamos vivido durante esos catorce que compartimos pasó por nuestras cabezas sin que ninguno de los dos pudiera articular ni una sola palabra. Recuerdos que reconfortaban el alma pero que tambien la doblegaban a esa tristeza que nuestro ojos anunciaban... A donde dirijirnos ahora, como seguir el camino...
Patricia Calama Lorenzo
De repente, me desperté, había estado soñando, ella estaba acostada a mi lado, dormida. Cuando los dos nos levantamos de la cama, vimos que era una mañana preciosa y que el sol lucía con fuerza. Acordamos salir al campo a pasear, ya que era domingo. Casi sin darnos cuenta, nos encontramos en un paraje de singular belleza en el que permanecimos hasta bien entrada la tarde. El silencio era absoluto, habíamos caminado tanto tiempo que ahora estábamos algo despistados y no estábamos seguros del camino de regreso a casa. Nos mirábamos pero desconocíamos por dónde podríamos caminar, no saíbiamos qué hacer, repéntinamente me acordé de algo, sentí una extraña sensación, como si aquella situación ya la hubiese vivido antes, y recordé el sueño...
Jorge Ramos
pero cuando nos acercamos a la ventanilla para sacar las entradas, ya estaban todas vendidas,"que mala suerte" dijo ella con el plan tan romantico que teniamos. Bueno nos queda la segunda parte ir de cena le dije yo. pero en lugar de ir a la gruta se de un lugar muy especial y encantador que te sirven unas tablas de quesos y embutidos como nadie , se llama " COMO UN QUESU" . Ella me respondio que si que le gustaria mucho ir, entonces nos volvimos a meter en el coche rumbo al buen manjar y cual fue nuestra sorpresa cuando llegamos......
Mª Elena Bernardo
... fué entonces cuando el susurro del viento y el murmurar de los árboles gritaron lo que no me atrevía a pensar: venía a por mi, quizás para bien o quizás para mal.
Arancha Fernández
El miedo se apoderaba de nosotros, nos paralizó. ¿Que se supone que es lo que teníamos que hacer?, aún busco respuesta. Quizás no estábamos destinados a caminar juntos. ¿Pero que se supone que es el destino? ¿Acaso realmente existe y cada uno de nosotros tenemos asignado el nuestro?. Entonces yo me pregunto porque razón ese supuesto "destino" me permite perder el tiempo, si en realidad mi sentimiento es en vano. Porque yo la quería, ¿sabes? Yo la quería, y ella a mi también...."
Sara Fermé
...Como se quieren a las cosas que se saben imposibles e incompatibles entre sí. Como dos imanes predestinados a alejarse inevitablemente por no se sabe que designios de la vida.
Más que magnetismo, era la electricidad lo que fluía entre nosotros. Una corriente intensa y letal que nos hacía permanecer a millones de años luz el uno del otro. El contacto habría sido devastador.
Mi conciencia apelaba una y otra vez al destino, ese que jugaba entre sus manos con nuestra suerte, pero mi cuerpo...
Sandra Torillas
.....pero mi cuerpo no podía frenar ese impulso a permanecer pegado al de ella, a pesar de que jamás viví ese instante. Ese deseo incosciente dentro de toda esa gran consciencia que supone saberse enamorado de un imposible. Esa electricidad y sus amperios que dibujaban aquello que mi mente quería ver perfecto y tan real como las lágrimas que desprendí cada vez que pensé en ello. Ese imposible que parecía tan probable y en esencia ideal. Ese engañarse tan dulce y amargo a la vez. Tantos contrastes emocionales acabarían por desgastar esos esbozos, pero aún así......
Sara Fermé
la oscuridad aplastaba nuestros pulmones como el papel bajo la tinta. Desconozco aún hoy si existe algo más parecido al terror. Aquel hombre había predicho que la luz retornaría en unos minutos. Sin embargo, el swacth de mi muñeca no dejaba de gritarle mentiroso con cada movimiento de la aguja grande. Aquel hombre,... sus manos,...
Librera Zifar
...teníamos que tomar una decisión sobre nuestra historia...nuestros cuerpos tan inmoviles como nuestros pensamientos...sin ser capaces de elegir el camino correcto...pero es que existía? seguir juntos no tenía ya ningún sentido... pero no estabamos solos, no sólo se trataba de nosotros...
Pola Canteli
aquella tierra salvaje, aquel camino inhóspito, aquellas aves rapaces sobre nuestras cabezas, planeando como si esperaran arrojarse en picado sobre nuestros cadáveres. Entre un mar de montañas la selva impenetrable de los días aguardaba. Yo siempre había sido el decidido, el valiente, el que organizó el viaje...pero fue ella la que me sacó del marasmo, fue ella -¿o era otra?- la que dijo: "Adelante" . Me tomó de la mano y sentí en la suya la determinación que me faltaba. Sonrió levemente y se excusó: "Se hace camino al andar..." Y un poeta muerto guió nuestros pasos a ninguna parte.
Pilar Sanchez Vicente
estabamos exhaustos, nos miramos...se hizo el silencio, inertes... nos miramos, y ya no habia mas palabras para decir, ni gestos que hicieran que aquel momento tan extraño fuera solo un transcurso de seguntos de recesion, todo se habia vuelto nada, y cada toma de aire era un escandalo en la habitacion. Me incorporé, y borracho de vacio...llore,llore en silencio, mientras ella clavaba sus ojos en mi espalda. No me abrazo, no se conmovio ni me dio consuelo, solo me miraba...y yo inundado de mis lagrimas me gire, buscando un porque a la situacion que me acontecia.
Su mirada no dijo nada, y al mismo tiempo lo dijo todo.
Al mismo tiempo que sus caderas bajaban las escaleras, mi vida bajaba al son de ellas.
La ilusion de una mirada, de un beso, de una noche de pasión, se desvanecia al paso de la mañana.
Car Ber Rub
...pero sus caderas seguían bajando las escaleras, veloz, rápido; bajaban, al compás los pasos de sus suspiros, de sus dudas...No, no eran dudas.
Uxres la miraba, inmóvil, en el rellano de la madera vieja de ese pasillo vacío, libre de muebles, de ajetreo, de sentimientos...Libre de ruido. Sólo el griterío de sus tacones clavándose en la madera que seguían bajando, veloces, hasta llegar a la puerta. Entonces se giró, mirándole, con los ojos en silencio, con las manos en silencio; él seguía en el rellano de la madera vieja. Abrió la puerta y vio la noche, las estrellas, él seguía en el rellano de la madera vieja, pero las estrellas no eran las mismas, no eran las de la otra noche. Ya no lucían para deslumbrarme, no, no eran las mismas. Cerró la puerta sin mirarle, aunque seguro estaría en el rellano de la madera vieja...
de la madera vieja...
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